Hoy sentada en la sala de espera
del médico, desde las 7 de la mañana hasta las 12, en ayunas y esperando que me
atendieran, vinieron muchos recuerdos a mi cabeza. Entre ellos, uno que me hizo
esbozar una sonrisa. Por eso se los voy a contar.
Cuando mi hijo era pequeño, en la
edad en que todos los niños cambian los dientes, a él no se le aflojaba
ninguno, hasta que un día asombrada vi que le habían brotado dos dientes casi
en el frenillo de la lengua. Enseguida fui al dentista para que viera aquello y
ver como lo arreglábamos. En esa época en Cuba había una maravillosa atención
tanto médica como estomatológica, así que enseguida mi niño fue remitido al ortodoncista. Al hacerle una placa comprobaron que los dientes de leche tenían
una raíz muy grande lo que hacía que no se aflojaran con el empuje de los
dientes permanentes.
Enseguida ordenaron que se le extrajeran
los dientes de adelante, y los que habían salido fuera de lugar ocuparon su
lugar. Como es de esperar, el ortodoncista lo siguió atendiendo y poco a poco
me daba la orden para que fuera a sacarle las piezas, primero los dientes,
luego los colmillos y las muelas. Y así siempre lo hice. Quiero decirles que
por esta atención tan esmerada, mi hijo cuando estaba optando a una carrera
universitaria y le hicieron exámenes físicos y psíquicos le dijeron que podía
ser hasta cosmonauta si quería, por sus condiciones, pues tenía una dentadura
perfecta. A los 18 años nunca había tenido una caries y tenía todas las piezas
correctamente alineadas.
Bueno, ahora les cuento lo que me
pasó en una de esas visitas para irle extrayendo las piezas de leche. Resulta
que un día llego al gabinete dental y había dos doctoras hablando animadamente
en la consulta y nadie esperando afuera. Así que toqué en la puerta y les dije
que venía con el niño a que le sacaran una pieza por orden de la ortodoncista. Como algo automático apoyando mi explicación, señalé una muela en la boca, sin
darme cuenta.
Bueno, las dos doctoras que
estaban animadísimas, porque no tenían casi trabajo, y en la tienda habían
sacado unos zapatos de lo más lindos, no hacían más que comentar y hacer planes a ver si se los podían comprar,
si les tocaba por la libreta de abastecimiento.
Al rato me dijeron que pasara,
sentaron a mi hijo y en un santiamén le sacaron la muelita , que por suerte era
de leche, porque ni miraron la historia clínica, y lo que hicieron en su
animada charla fue sacarle la que yo insconcientemente había señalado al
entrar, que no era la misma que había mandado a sacar la ortodoncista. Cuando
aquella chica miró la historia clínica y vio lo que había hecho, se quedó
blanca, y me pidió disculpas para luego decirme que por qué yo le había
señalado esa muela, como si yo fuera la que tuviera la culpa de su falta de
responsabilidad. Ya digo que por suerte era de leche, y que le iba a salir otra
detrás, sino, ya saben, se quedaba sin muela para toda la vida.
Verdad que parece imposible que
estas cosas pasen, y más en un sitio y en una época en que la atención médica
era de 10 en Cuba, pero pueden creerme que la historia es totalmente cierta,
por increíble que parezca.
Ya saben el berrinche de la
ortodoncista cuando se enteró, y no sé si a la "fashion" doctora le habrán
llamado la atención. Yo por mi parte me cuidé muy bien de volver a señalar nada
cuando fuera al médico o al dentista, por si las moscas, jajajajaja.
Les dejo una foto de la Clínica
Estomatológica donde eso pasó, para que vean el deterioro a que ha llegado todo
en mi país. En la época de la historia que les hago era nueva, y totalmente dotada
con equipos modernos para aquella época. Ya en mis últimos tiempos en Cuba, y
los últimos tiempos de la clínica también, fui a que me arreglaran un empaste y
la maquinita como le decimos nosotros, que echaba un pequeño chorro de agua
para enfríar la pieza que estaba siendo fresada, ya tenía más de un chorro, el
otro iba directo a mis ojos, y salí de allí como si me hubiera caído un
aguacero.No se crean que exagero, pues así mismo era, si el que me lee es cubano, sabe que digo la absoluta
verdad.
Maravillosa historia y muy graciosa!! soy venezolana y me siento identificada con sus palabras puesto que mi país cada día va en veloz decadencia y ya nada es como antes...Esa foto me recuerda el deterioro al que ha llegado el hospital de mi comunidad que ni médicos tiene!! gracias por compartir sus experiencias, tan maravilloso es poder contar con los recuerdos .
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