La Habana, mi linda Habana

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domingo, 16 de enero de 2011

Recuerdos de mis quince años


Reviviendo recuerdos, al cumplir mi nieta sus quince años, me puse a ver en el cajón de los recuerdos las fotos de cuando yo tenía esa edad. ¡Edad maravillosa! En que uno está lleno de ilusiones y sueños, y se cree  que todos se van a realizar.
En verdad, las cosas han cambiado, pues de mis quince años hace 47 años, casi nadaaaaa.
Les  cuento que en  Cuba los quince años son una fecha especial para cualquier chica, es lo que marca su paso de niña a adolescente, no digo adulta aunque muchas se creen que lo son al alcanzar esta edad, porque la mayoría de edad no es hasta los 18 años.
Actualmente a pesar de las penurias económicas, cada chica sueña con sus quince, y cada mamá se exprime al máximo, y recaba la ayuda de toda la familia para que su niña no se quede sin quince. Lo primero son las fotos, una verdadera odisea como si fuera una modelo, se cambia de vestido innumerables veces, ya imaginarán cuanta ropa hay que comprarle, aunque a veces es prestada o facilitada por la empresa particular del fotógrafo. La maquillan como a una artista de cine, le ponen poses super ficticias, y hay una foto especial que a mí nunca me gustó, la foto saliendo de la ducha envuelta en una toalla, me parecía fea y de mal gusto.
Bueno, después de las fotos viene la fiesta, que en algunos casos, y según los deseos de las chicas y el poder adquisitivo de los padres puede ser de parejas con coreografía de baile, como si de un show de un cabaret se tratara, o puede ser una fiesta sencilla, o un viaje a la playa a alojarse en un hotel, cosa novedosa para los cubanos de ahora. Como se pueden imaginar, todo esto hace un gran agujero en los ahorros de los pudientes, y mucho más en los medio pudientes, pero siempre me he preguntado como casi todos los padres pueden celebrarlo, no sé cómo, pero en  Cuba ninguna chica se queda sin celebrar sus quince ni sin sus fotos, las que luego está enseñando durante un año, o más a todas sus amigas como un trofeo, jajajaja.
Mis quince, 47 años atrás no fueron así, las cosas eran más sencillas, a pesar de que mi familia tenía un buen nivel económico, no había esas costumbres tan complicadas. Yo no quería fiesta, porque en la adolescencia tuve mis majaderías, pedí una fiestecita pequeña para divertirme bailando, pero que va, enseguida mi querida tía Nina, dijo que no, que eso no podía ser, pues les aclaro, que si las cosas eran menos complicadas, la importancia de los 15 años era la misma para todas las muchachas. Esa edad marcaba que nos dejaran empezar a pintarnos los labios, que pudiéramos afeitarnos las piernas y ponernos faldas estrechas, vestirnos como jovencitas y usar tacones. Bueno, el caso fue que mi prima Tere había cumplido los 15 un año y medio antes, y mi tía le preparó una fiesta lindísima, mi padre la ayudó económicamente para que todo pudiera salir bien, y ella ahora se veía obligada a que yo también tuviera una fiesta igual.
Ahora se lo agradezco, porque me organizó una fiesta maravillosa, en el mismo lugar que la de Teresita, pero más linda todavía. Viendo las fotos me vienen tantos recuerdos a la mente como no se pueden imaginar. Mi tía era muy detallista, y lo organizó todo perfectamente, agrupó a los invitados con otros que fueran amigos, y que tuvieran los mismos intereses y parecida edad. La verdad que todo el mundo la pasó muy bien.
Mi fiesta era de parejas, catorce parejas que bailaban una coreografía, y mi pareja y yo hacíamos la 15. El coreógrafo fue Fabelo, un señor que se dedicaba a eso, además de ser trabajador bancario y tenía un gusto maravilloso para hacer coreografías. Pero nada de efectos espectaculares, de brincos ni de poses estudiadas, todo muy natural, jajajaja, no como hoy en día que parece que el show de Tropicana lo llevan a los salones de baile. Y nada de cambio de trajes, yo pasé toda mi fiesta con el vestido largo ese que ven en la foto, y nada más, me divertí de lo lindo, pues todos éramos amigos, y bailamos hasta las 2 de la mañana.
No nombré “el pique”, que es la fiestecita que se hace una semana después de la fiestona, en la casa y adonde van las 14 parejas que bailaron el vals de 15 y otras amistades cercanas, y dónde los jóvenes suelen divertirse aún más que en la fiesta convencional.
Bueno, yo no quería fiesta, pero tuve fiestona, y pique, y además como ninguno se celebró el mismo día de mi cumpleaños, también tuve un viaje al Cabaret Parisién con 7 parejas de mis amiguitas y sus novios, ese día.  La fiesta no se celebró el día de mi cumpleaños por problemas con el local, ya que en esa época estaban los cambios de la Revolución en su apogeo, y el salón lo iban a cerrar para poner una escuela de milicias allí y hubo que adelantar la fiesta. El salón era el Sierra Maestra del Hotel Habana Libre, el anterior Hilton de La Habana, que estaba en el piso 25 con una vista panorámica de toda la ciudad preciosa, no se podía escoger un lugar más hermoso que ese para una fiesta de quince años.
Hubo problemillas, derivados de la situación de los cambios revolucionarios, pues cuando algunos vieron que se iba a celebrar una fiesta particular, en que no podía entrar “todo el pueblo” dijeron que iban a sabotear esa fiesta de esos burgueses, y que iban a entrar a la fuerza. Bueno, pero no pudieron, porque como estaba tan bien organizada, hasta un compañero de mi padre de la Quinta Covadonga que era miliciano, como casi todos los trabajadores que tuvieron que hacerse milicianos porque sino eran catalogados como contrarios a la revolución, nos ayudó a cuidar el salón, lo pusieron en la puerta cuidando para que nadie pudiera entrar, y se neutralizó la situación.
En mi época no se pensaba en comprarse muchos vestidos para esa fecha, ni hacerse muchas fotos ni nada de eso, con el tiempo, todo se volvió más rebuscado, y hasta video clips le hacían a la muchacha bailando y cantando como su artista preferida, yo siempre he pensado que era una exageración toda esa celebración, “de lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso”.
Aquí en España no se celebran los quince años. La fiesta principal de todo niño es su Primera Comunión y se celebra a bombo y platillo, con una cena costosísima y regalos caros.
Mi nieta cumplió sus quince, el día 12 de este mes, y subí al blog el enlace de su fiesta. Quedó muy buena, pero nada al estilo de Cuba, un baile en una discoteca con sus amigos del Instituto, y se divirtió mucho, pero no podía faltar la costumbre cubana, del pique, y el día 12 le cortamos una tarta con cuatro de sus amigas y bailaron ellas un buen rato, pues la fiesta fue el sábado 8 en Kudhabi Oviedo.

1 comentario:

  1. Me encanto su relato, que bella se veia ese dia. Como quisiera que mis abuelos pudieran escribir sus memorias... seria un bello recuerdo como el que esta dejando usted.

    Marianela Menendez

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