La Habana, mi linda Habana

La Habana, mi linda Habana

martes, 22 de noviembre de 2011

JUANA LA LOCA, Y FELIPE EL HERMOSO


JUANA LA LOCA, Y FELIPE EL HERMOSO

Hoy les voy a contar una historia tragicómica, pero real que vivimos hace  muchos años, y que por el peculiar sentido del humor de mi padre nos hizo trazar un paralelismo entre la historia de amor de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
Resulta que mis padres tuvieron un matrimonio amigo al que apreciaban sinceramente y que sentían como familia propia. Era un matrimonio ya no muy joven, que no habían podido tener hijos.
Un día, llegó la noticia de que ella estaba embarazada, ya con más de 40 años, y la sorpresa fue mayúscula porque en todos los años de matrimonio que llevaban, era ese su primer embarazo. Por la edad era un embarazo de riesgo  pero ellos con su inmensa felicidad hicieron lo posible para que todo saliera bien. La canastilla fue algo divino, todo bordado, la cuna y el cochecito lo encargaron a España, bueno, cualquier mujer que sea madre sabe con que ilusión se prepara el ajuar para un bebé tan deseado, y más en la situación particular de nuestra amiga que se creía que no iba a tener hijos ya.
Todo salió muy bien, y nació un bebé precioso, rubio de ojos claros. Mis padres siguieron todo el embarazo y el parto con alegría e ilusión también, de ver la felicidad de sus amigos. Pero por esas cosas de la vida, aquel matrimonio que había durado tantos años tuvo sus primeros tropiezos.
Había una amiga de ella que los visitaba a menudo y  mientras ella se dedicaba a atender a su bebé, él atendía a esa señora, bebían cerveza juntos y conversaban animadamente. La hija de la señora no salía de la casa, loca con el bebé, lo cuidaba y ayudaba en todo en la casa, pues era muy íntima la amistad, ya que eran vecinas cercanas. Esa chica y mi padre fueron los padrinos del bebé, y celebraron el bautizo con una gran fiesta.
Pero pasó algo que le llamó la atención  a ella, ya que un día sorprendió a su marido bebiendo en la misma copa de su amiga y vecina, y aquello no le gustó. El caso fue que empezó a fallar la relación, y él que se había enamorado de la otra, pues decidió terminar el matrimonio enseguida. Son cosas que pasan en la vida, pero lo feo de lo que pasó fue precisamente que cuando llegó ese niño que tanto habían anhelado los dos, fue cuando su relación llegó a su fin.
Esto es una historia común hasta aquí, y le ha pasado a muchas personas, pero lo que la diferencia de las demás, es que ella se enfermó y se volvió loca, hubo que ingresarla en un psiquiátrico con su bebé pequeñito, y no se le quitaba de la cabeza la idea de que él iba a volver con ella. Recuerdo que un día antes de ser ingresada, fue de visita a mi casa  y mi padre tratando de tranquilizarla, le aconsejó que por favor, que se calmara, que cuando llegara a la casa calladita se diera un baño y se acostara, que no lo molestara a él, que seguía viviendo en la casa pero separado de ella.
El caso fue que ella oyó el consejo pero no lo siguió, pues llegó a la casa y él se estaba bañando, entró al baño y le dijo que ella iba a hacer lo que le había aconsejado mi padre, y con la misma empezó a meterle patadas y patadas por sus partes hasta que lo dejó hecho un tirabuzón.
Imagínense ustedes que situación, él pensaba que eso era lo que mi padre le había dicho que hiciera y fue para mi casa rapidísimo y aquella amistad de tantos años se rompió para siempre, porque no quiso oír explicaciones. Fue una pena grande para todos, pues además de perder la amistad, ella cada vez empeoraba hasta que hubo que ingresarla y tenerla varios meses en el hospital, siempre pensando en recuperar a su esposo.
Con el tiempo y la ayuda de Dios se resignó, y crió a su hijo. Al final, la vida le dio la satisfacción de recibir un gran cariño de su hijo, el mismo que el padre nunca recibió. Y como les contaba siempre mi padre comparaba la historia con la de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.