La Habana, mi linda Habana

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miércoles, 20 de julio de 2011

Recuerdos de mi Madre

Hoy les voy a contar un poco sobre mi madre. La verdad que era una mujer muy simpática, muy extrovertida y muy ocurrente. Con ella nos reíamos muchísimo y todavía hoy en día lo hacemos recordándola. Ya va a hacer 13 años que se fue, aunque tuve la dicha de disfrutar su compañía  50 años de mi vida.
Era una mujer muy segura de si misma, hablaba mucho y en un tono alto y seguro, y hacía amigos dondequiera que iba.  También tenía un carácter fuerte y dominante, pero su simpatía hacía que eso fuera secundario.
Cuando se casó con mi padre, era una sencilla muchacha de un pueblo de campo, criada en las costumbres de los pueblos del interior de Cuba. Entonces  fue que empezó a vivir en La Habana, la capital.
Uno de los cuentos que me hacía mucho reír era cuando me contaba que un día  siendo yo pequeña, tocaron en la puerta, y Lourdes, que era mi manejadora o nana, fue la que abrió la puerta. Era un señorón de la época, Senador de la República que venía a ver al doctor Martínez de la Cerda.
Imagínense, mi madre, se cohibió y le dijo a Lourdes que le dijera que el doctor no recibía ese día. Luego ella y mi padre se reían  como  bobos, de pensar en que ellos fueran tan importantes que tuvieran días de recibo de visitas. Bueno, el caso es que ella no quería recibir al señorón sola, por timidez propia de una mujer criada como ella en el campo, y desconocimiento de las reglas de cortesía de esa clase social.
Ella le dijo a Lourdes que dijera  que el doctor recibía un día que ella sabía que mi padre no trabajaba por la tarde.
 Y así fue, el Senador vino a traer de regalo a la hija del doctor, una servidora, unas dormilonas, unos pendientes de brillante. Mi padre había curado a la madre de ese señorón y él quería tener un gesto y un detalle con el doctor. Así fue como crecí oyendo hablar de las dormilonas de brillantes legítimos del senador. Me acompañaron toda la niñez, y luego siendo ya adulta y en un período de la vida en que tuve que pasar necesidades fui a venderlas, y resulta que de brillantes legítimos nada, eran fondo de botella blanca.
Bueno, ya les he contado que ella también perdió la audición, pero ya era una mujer adulta, y para ella creo que no fue ningún trauma, pues como tenía el carácter que tenía no se cohibía por nada. Ella conversaba con todo el mundo, y si no oía a alguien, pues no pensaba que era ella, sino que esa otra persona no tenía casi voz. Yo hubiera querido ser igual que ella, pero mis genes son más cercanos a los de mi padre que a los de mi madre.
Cada tarde se sentaba en el portal a darse sillón como decimos los cubanos a balancearnos en un sillón, y todo el mundo que pasaba la saludaba y cambiaba algún saludo con ella. Un día la vi dándole instrucciones a un hombre que yo no conocía, le decía, muy seria:
“ Mire, camine cinco cuadras, doble a la derecha y camine dos más, luego siga recto y camine tres calles más y ahí mismito es.”
Me llamó la atención la seguridad con que le daba la dirección al señor, y pensé si lo habría hecho bien. Le pregunté:
“¿ Mami, qué te preguntó ese hombre? “
La respuesta me dejó con la boca abierta como una O.
“Mija, mira, ni te preocupes, yo que sé lo que él me preguntó, pero lo mandé bien lejos, para que no molestara más”.
Me imagino que podrán darse cuenta de cómo era mi madre con este cuento, la verdad que me reí muchísimo, aunque me dio un poco de pena con el señor.
De ella podría contar mil anécdotas, y lo haré poco  a poco, porque todavía hoy en día mis hijos y yo nos reímos cantidad recordando sus cosas.
Cuando se hizo mayor, por circunstancias de la vida se enfermó de los nervios y ese sentido del humor peculiar que tenía desapareció por un tiempo, para reaparecer en su vejez, cuando con su tratamiento volvió a ver la vida con su misma manera de ser.
Por hoy, creo que ya es bastante con este cuento, volveré con más anécdotas simpáticas de los miembros pintorescos de mi familia. Hasta pronto.

3 comentarios:

  1. Que suerte tener una madre con tanta seguridad en ella misma,seguro que algo" se te pego" un saludo y que pases un buen fin de semana.

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  2. Holaa!! aqui pasado a saludar, hermosas anecdotas sobre tu mami, ella vive en tus recuerdos y su amor alimenta tu corazon, que alegria que asi sea, un abrazo fuerte y bendiciones, que pases un hermoso fin de semana, chaoo

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  3. RINA me encanta que esperes ansiosa mis publicaciones, es un alhago y un orgullo para mí que mi esfuerzo sea recompensado con tus lindos comentarios.Que DIOS te bendiga y te dé mucha salud.
    Me han emocionado tus anécdota y los recuerdos tan amorosos que tienes de tu madre.
    BESOS Y FELIZ FIN DE SEMANA.

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